30 diciembre, 2015

Invictus

por William Ernest Henley 

Fuera de la noche que me cubre, 
negra como el abismo de polo a polo, 
agradezco a cualesquier dioses que existan 
por mi alma invicta.
 

Caído en las garras de la circunstancia 
no he lamentado ni llorado en voz alta. 

Bajo los golpes de la oportunidad 
mi ensangrentada cabeza sigue erguida. 

Más allá de este lugar de ira y lágrimas
 
yacen los horrores de la sombra, 
me encuentra y me encontrará sin miedo. 
 
No importa cuán estrecho sea el portal, 
cuán cargada de castigos la sentencia, 
                            soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma.




Te extraño todos los días Caracola. Sé muy feliz.